El calor aprieta y seguimos con la tradición de la siesta de media tarde. La gente es tan curiosa que se puede quedar mirándote media hora, ya sea cuando estás comiendo o durmiendo, da igual. Abrimos el ojo y nos encontramos a estos mozos en burro. Al menos son respetuosos.
Las que tienen burro juegan con ventaja... siempre ha habido clases
Tenemos Dushanbe a tiro. Lo que desconocemos es que a partir del cartelito la carretera se transforma en camino de piedras hasta llegar a Ayni, a 54 kms.
El paisaje se torna montañoso y aunque las laderas se nos presenten áridas el país es muy verde
La hierba es cortada en cada palmo de terreno a golpe de hoz y riñones. Después son las mulas las que hacen el trabajo sucio...
Tenemos que rebuscar en las alforjas y recuperar el txubasquero. Aunque la mejor forma de protegerse de la tormenta es a cubierto, donde somos invitados inmediatamente por gente muy amable
Esta ñiña nos encandila. Vive aislada con sus padres en la montaña
Por estas carreteras chupamos polvo como condenados y nuestras narices se quejan por la noche
Subimos el primer puerto. Poco a poco el tiempo empieza a empeorar y acaba lloviendo a raudales
A 2700 m está el famoso túnel de 5 kms del que todo el mundo nos habla. La gente nos asegura que en invierno se llena de agua pero que ahora es una maravilla... solo los chinos que trabajan en la construcción de la carretera nos advierten que el túnel está impracticable. Sacamos los frontales y entramos. 500 m después debemos detenernos cuando el barro nos llega a los tobillos y se oyen cascadas de agua dentro del túnel. Las bicis además ya no pueden avanzar del barro que tienen en las ruedas. A oscuras, paramos al primer 4x4 que pasa y nos saca del agujero. Dushanbe está cerca y la ducha nos espera...
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